domingo, 19 de julio de 2009

LA TECNOLOGÍA AL SERVICIO DEL VICIO


Aunque no soy un fumador empedernido y de vez en cuando me atrevo a terminarme por completo un tabaco, tuve la oportunidad de probar este cigarrillo eléctrico.
Es increíble, sabe muy parecido a un tabaco de verdad pero con cobertura de plástico. Cuando se hace el golpe sabe como cigarrillo, pero cuando se exhala el humo no tiene olor.
Se recarga como un celular y tiene una escencia líquida que se le pone por gotitas en lo que vendría a ser el filtro. No tiene carbón como los reales ni cuenta con el recubrimiento de papel.
Incluso, la persona que lo usa y que antes tuvo problemas para fumar en casa cuando nació su hija, lo disfruta mucho incluso en la casa de sus suegros junto con una tacita de café ya que no incomoda a los comensales.
Otro detalle: se enciende automáticamente al inhalar y una luz en el extremo hace las veces de lumbre cuando se lo utiliza.

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